Las ventajas de la calefacción por suelo radiante

Llega la temporada de invierno y lo único que hacemos es pensar en cómo sacar el frío de casa. Hoy en día existen muchos tipos de dispositivos de calefacción más allá de los clásicos radiadores murales que ofrecen diversos beneficios económicos y medioambientales, y que son dignos de mención.

Uno de los muchos es la calefacción por suelo radiante, considerada como una buena opción especialmente para aquellos que tienen la intención de renovar la casa o construir una nueva.

Este tipo de calefacción no es nuevo, pero siempre está vigente y hoy en día su producción goza de unos conocimientos tecnológicos que han llevado a su mejora.

Se trata de un dispositivo con un funcionamiento bastante alternativo al tradicional de los radiadores. La calefacción por suelo radiante consiste en un sistema de tuberías, situado bajo el suelo y apoyado por paneles aislantes, en el que el agua caliente circula a una temperatura bastante baja, entre 30 y 40 grados.

¿Cómo transmite el calor la calefacción por suelo radiante?

El principio físico según el cual los paneles transmiten calor a todo el entorno doméstico es el de la radiación. En realidad es una técnica que pertenece al grupo de la energía geotérmica, a través de la cual el calor se difunde homogéneamente del suelo al techo. De hecho, ésta es una de las principales ventajas de la calefacción por suelo radiante, es decir, superar el límite de difusión del calor de los sistemas de calefacción tradicionales, en los que tiende a permanecer delimitado y concentrado en las zonas más cercanas a la fuente de emisión (la estufa o el radiador).

Gracias a este tipo de suelo de caldera, las condiciones de bienestar dentro de una habitación mejoran considerablemente, gracias a su calefacción homogénea y uniforme.

Además, hay ventajas económicas y ambientales de este sistema de calefacción de paneles radiantes. Desde el punto de vista económico, aunque los gastos iniciales son ligeramente superiores a los de los aparatos de calefacción tradicionales, todo ello se amortiza en un plazo de tiempo limitado gracias al importante ahorro energético que se puede conseguir mediante el suelo radiante.

Además, el mismo sistema se puede convertir en un sistema de refrigeración por aire, simplemente introduciendo agua fría en sus tuberías. De esta manera se evita el gasto de comprar un aire acondicionado, convirtiéndose en un verdadero sistema de climatización integral del ambiente doméstico.

Por último, el ahorro energético derivado del uso de este tipo de sistemas de calefacción contribuye de forma significativa a la reducción de las emisiones de dióxido de carbono, ya que se trata de un dispositivo de bajo impacto ambiental.

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